febrero 14, 2010

Invictus

Posted in cine tagged , , , , , , a 9:25 pm por jjoaquinpi

Tan buena como prometía la crítica en su inmensa mayoría. El reparto, desde luego, no decepcionó. Y la dirección, por parte de Clint Eastwood, me sorprendió postivamente. La película se inserta en el contexto del primer año de gobierno de Nelson Mandela. Política e institucionalmente, que el líder del CNA surafricano que luchó contra el apartheid llegara al poder tras su liberación de la prisión, prometía el fin del bochornoso régimen racista y dictatorial. Pero, en estos casos, las cosas no son tan fáciles y pronto los más convencidos en cambiar la realidad se topan de bruces contra ella. No basta con cambiar un gobierno para modificar de raíz usos, costumbres, relaciones de poder y modos de sociabilidad profundamente arraigados de un día para otro.

Para ello, Mandela decide aprovechar la Copa del Mundo de rugby, evento al que la selección surafricana acudía profundamente desmotivada para convertir un elemento de discordia, símbolo de la discriminación, en un elemento de unión e integración. Para ello, el equipo nacional, integrado por blancos en exclusiva, realizará giras por barrios y poblados marginales de las afueras de las ciudades para transmitir a la infancia y a la juventud negra surafricana la pasión por este deporte. De este modo, capitán y presidente se esforzarán en crear un proyecto común para un equipo y un país entero.  

Digna de mención es el perfil psicológico del personaje interpretado por Matt Demon, que encarna al capitán de la selección surafricana de rugby. Representa fielmente el perfil de persona influida por el entorno en el que creció pero que posee una chispa de humanidad en su personalidad que le hará entender el proyecto de Mandela y simpatizar con su persona hasta darse cuenta de que sus destinos están unidos por la Copa del Mundo. El guión refuerza esta sensación al presentar las vidas de ambos líderes discurriendo de modo paralelo a raíz de la inauguración del torneo.

Morgan Freeman demuestra su gran categoría como actor interpretando a Mandela. En esta película tiende, de nuevo, a asombrar al público pese a ser un actor consagrado. Su personaje no muestra excesivos cambios de comportamiento como ocurre en el caso de la interpretación de Damon, pero, sin duda, su perfil psicológico muestra la necesidad de una tenacidad y una persistencia en la interpretación que a buen seguro guarda una gran semejanza con el talante del líder surafricano. Todo ello por no hablar de la fidedigna interpretación gestual y de la caracterización para esta obra.

La película, a mi entender, posee la música de fondo como poderoso efecto sonoro para reforzar la trascendencia de ciertas situaciones, de ciertos hitos del período de tiempo tratado. Junto con el guión, que parece establecer pausas muy concretas antes de ciertas frases pronunciadas por los protagonistas, de ésas que no se olvidan y vienen a la memoria en situaciones que se nos antojan mínimamente análogas a lo largo de nuestra vida, propician que la historia contada pierda toda sensación de ser un documental manteniendo, a su vez, un carácter verídico digno de este género.

octubre 26, 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres

Posted in literatura tagged , , , , , a 3:19 pm por jjoaquinpi

Creo que este título será de sobra conocido por toda aquella persona mínimamente aficionada a la lectura. Llamativo, enigmático y, quizá por ello atrayente, es el primero de la trilogía Millenium. Todos ellos fueron publicados tras la muerte de su autor, Stieg Larsson, y una cuarta novela duerme a día de hoy en su ordenador portátil.

El título de la saga viene dado por la revista Millenium, nombre ficticio de una publicación que, en la novela, se ocupa de destapar los escándalos y corruptelas de los banqueros, financieros y empresarios de toda Suecia, así como los mecanismos de financiación y procedimientos de grupos y partidos de extrema derecha. Las vidas de Erika Berger, la directora de la revista y Mikael Blomkvist, editor jefe, que además trabaja como un redactor más, se verán sacudidas repentinamente por la denuncia y condena por difamación contra Mikael tras la denuncia interpuesta por el oscuro financiero Wennerström.

Es entonces cuando Henrik Vanger contrata al periodista durante un año para que le ayude a esclarecer la desaparación de su hija Harriet, ocurrida hace nada menos que cuatro décadas. Es un intento a la desesperada de un anciano que no desea morir con la angustia de un enigma sin resolver. Aparte de una generosa paga, Henrik Vanger se ofrece para salvar Millenium, a punto de caer en la quiebra por la condena judicial. Sin embargo, Blomkvist y Berger no saben hasta qué punto la búsqueda de la verdad y el buceo en los entresijos de la familia Vanger va a condicionar en adelante sus vidas. Durante toda la investigación, Mikael Blomkvist contará con la inestimable ayuda de Lisbeth Salander, una joven de veinticinco años introvertida, de carácter arrollador, excluida socialmente pero que logra subsistir gracias a sus dotes como investigadora privada y a sus aparentemente ilimitados conocimientos de informática. Entre ellos crecerá un afecto y una complicidad totalmente inesperadas.

Pese a mi relativamente corto bagaje literario, puedo decir que la primera novela de Stieg Larsson es una obra sorprendente dentro del género de la novela negra. El libro se divide en cuatro partes a modo de actos con varios capítulos cada uno donde se detallan los días entre los que va transcurriendo la trama. Si la meticulosidad de la que ha de hacer gala un autor que nunca se ganó la vida como escritor profesional para levantar una estructura narrativa de este estilo es digna de elogio, no podemos dejar de señalar la ausencia de cualquier sensación lineal típica de la novela decimonónica y sí, por el contrario, un cambio asiduo de escenario a lo largo de cada capítulo, situándonos, eso sí, en no más de dos escenarios que discurren de forma paralela, de tal forma que podemos retener sin dificultad todos los detalles que configuran la trama.

Los diálogos, de gran frescura, fluidez y autenticidad nos permiten elaborar en nuestra mente un retrato psicológico inmejorable de los personajes. Leer la primera novela de Stieg Larsson es, a mi juicio, una ocasión inmejorable para volver a enarmorarse y «engancharse» a la lectura pese a la incompatibilidad que tantas y tantos puedan ver entre un libro de estas características y un best-seller. No sólo éstas confluyen en Los hombres que no amaban a las mujeres, sino que, además, hilando fino, se puede constatar cómo el autor organiza la trama del libro sobre los cimientos de muchas de sus investigaciones periodísticas, mientras desliza una implacable crítica de los aspectos más oscuros de la sociedad sueca. De hecho, al inicio de cada parte, el autor ofrece datos sobre la violencia de género en su país que sorprenderán a más de una y de uno. Creo que ninguna otra obra de cine o literaria de la que haya disfrutado hasta la fecha ha tratado de unificar denuncia, compromiso y entretemiento como esta novela.

agosto 14, 2009

El viaje del elefante

Posted in literatura tagged , , , a 8:10 pm por jjoaquinpi

José Saramago rescata un hecho histórico puntual para confeccionar un relato que da como resultado la novela que lleva exactamente el mismo título que el de esta entrada y que vio la luz el año pasado. El libro narra las peripecias de la travesía del elefante Salomón, que en 1551 se ve obligado a cambiar de dueño cuando Juan III, Rey de Portugal, decide regalarlo a su primo el archiduque Maximiliano de Austria. La obra tiene como eje central la reflexión en torno a lo volátil y efímero del arte y del ceremonial cortesano. La vida de la Corte gira alrededor de la personalidad real como una enorme rueda en la que es preciso saber colocarse en la posición idónea para evitar ser aplastado por la misma, y, aún sabiendo moverse, la caída en desgracia por una minucia puede producirse en cualquier momento. El elefante Salomón y Subhro, su cuidador, experimentarán esto en sus propias carnes desde que salen de Lisboa y se detienen en Valladolid, momento en que el Archiduque obliga a elefante y cuidador a cambiar de nombre, pasando el primero a llamarse Solimán y el segundo Fritz, porque era más fácil de pronunciar a juicio de los germanoparlantes.

El viaje del elefante, dentro de la evidente contextualización histórica, contiene una crítica demoledora al capricho y arbitrariedad de ciertos poderes y autoridades que, como los reyes de Portugal y los herederos imperiales de Austria, condicionan la vida de su séquito y de miles de personas de una punta a otra de Europa a sus intereses particulares, usando, para beneficio propio, aquello que podría unir a pueblos distantes como es, en este caso, el elefante. Las críticas a la Iglesia católica por fomentar y consentir tradiciones que constituyen una superstición a todas luces por derivarse de ello pingües ganancias para la institución, se deslizan a lo largo del relato, haciendo acto de presencia el autor para comentar y dar su opinión hablando de sí mismo en tercera persona conforme nos acercamos al desenlace.

Saramago vuelve a mostrar en esta novela su peculiar estilo: nunca señala los diálogos con las normas ortográficas y de puntuación al uso, abunda la presencia de oraciones subordinadas que pueden llegar a ocupar cinco líneas, párrafos con una extensión de varias páginas, omisión de la mayúscula inicial en los topónimos, etcétera. Sin embargo, gracias a este estilo, las palabras, lejos de amontonarse y atropellarse en la cabeza de los lectores, obligan a leer a un ritmo relativamente rápido y a que los detalles de la narración sean retenidos en la mente como por inercia.

agosto 9, 2009

El juego del ángel

Posted in literatura tagged , , , a 10:11 am por jjoaquinpi

 

La última novela de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, se ha convertido en otro éxito internacional desde que saliera a la luz el año pasado, continuando de esta forma la trayectoria que había iniciado desde la publicación de su novela La sombra del viento, que ha sido traducida a más de cuarenta lenguas. Este último libro constituye la segunda parte de la novela que publicara en 2001. No se trata de una segunda parte común, esto es, no se trata de una mera continuación, de ahí que El juego del ángel -como intuyo tras haberlo leído- no va a dejar a nadie indiferente.

Barcelona, década de los veinte del siglo pasado. Ciudad de contrastes, también desde el punto de vista social: palacetes de estilo modernista junto a pensiones de mala muerte en el Raval o asentamientos chabolistas cerca de la playa del Bogatell, donde se refugian quienes huyen, tienen algo que ocultar o, simplemente, se abandonan en estos lugares, viendo pasar una vida que se les escapa entre las manos. En este escenario se desarrolla la historia de David Martín, huérfano de madre desde recién nacido que trata de mantener y avivar su pasión por la literatura en un medio completamente hostil. Cuando parecía que la vida le había dado por completo la espalda tras la pérdida de su padre, un veterano de la guerra de Filipinas analfabeto y hundido en el alcoholismo, la mayor parte del tiempo en paro, Pedro Vidal, una suerte de eterno escritor en ciernes que compensa su falta de talento con la adulación y puertas que le abre la fortuna familiar, se convierte en una especie de mecenas para David, quien, con un esfuerzo titánico, se abre camino como redactor de un periódico local y, poco después, como novelista. Sin embargo, irá descubriendo cómo su nueva vida y las personas que trajeron algo de luz a ella terminarán, de un modo u otro, por hacerle pagar un precio muy alto e injusto.

En mi opinión, Ruiz Zafón incrementa las cualidades que ya plasmó en La sombra del viento: una agilidad en los diálogos pasmosa y un retrato sociológico y psicológico de los personajes a través de esos mismos diálogos de una gran fidelidad. La exhibición de tales habilidades narrativas se aprecian más en tanto que se observa la superposición de géneros novelescos que lleva a cabo el autor. Ruiz Zafón crea una historia en un contexto histórico determinado, reflejando la arquitectura y los paisajes diurnos y nocturnos que presumiblemente ofrecería Barcelona en el primer tercio del siglo XX. En ese armazón histórico, se construye una trama con episodios de asesinatos, ajustes de cuentas, delincuencia callejera y corrupción policial que nada tiene que envidiar al género de la novela negra al uso. Junto a todo esto, se entremezclan los elementos esotéricos y fantásticos que irán imponiendo su protagonismo conforme avance la obra, lo que, para mi gusto, es un elemento de distorsión más que un recurso para mantener la intriga.